“Si en septiembre comienza a llover, otoño seguro es”.
En efecto, desde el momento en que el cielo suelta las primeras gotas de lluvia, las temperaturas y soles del verano difícilmente se recuperarán… hasta el año que viene.
Desde luego, siempre nos quedará el “Veranillo de San Miguel”, con una subida de temperaturas apreciable (y pegajosa) a finales de mes (San Miguel es el 29), pero… el otoño habrá llegado.
Y eso no es malo, a no ser por “la gota fría” que suele aparecer aquí y allá (generalmente en las costas) cuando llegan aires fríos en altura y chocan contra tierras recalentadas y agua del mar bien templada; el resultado suelen ser tormentas muy violentas, en muchos casos con granizos que hacen peligrar las vendimias, en todo su apogeo o muy próximas.
Por otra parte, y tal vez la más importante, septiembre es el comienzo o el reinicio de todo, algo parecido a si apagas y enciendes tu teléfono móvil o tu ordenador, lo que se conoce en todo el mundo como el típico “reset”. Reseteas tus costumbres y tratas de hacerlas más positivas, más enriquecedoras. Reseteas tus compras y decides que sean más comedidas y menos a lo loco… aunque desde todos los ángulos tratan de venderte cosas de lo más innecesarias, fascículos de la historia de la aviación (con maqueta incluida), colección de cascos de la guerra del Cáucaso. Y muchos, muchos cursos de cocina sana y natural para perder esos kilos ganados durante las vacaciones.
¿Qué está pasando?
En septiembre parece de nuevo la vida en el jardín con toda su pujanza. Las plantas brotan en plan segunda primavera y todo verdea de nuevo. Aunque hay elementos que en ningún momento se han dado por vencidos, como las ranas del estanque o esas arañas de jardín (de la cruz –Aranea diadema-) que han permanecido colgadas noche tras noche en las zonas de paso para cazar con su tela perfecta y preciosa a incautos… como nosotros.
Ahora mismo:
- Las arañas no cejan. Aquí la tienes, esta es la más famosa araña entre nosotros: la araña de jardín o araña de la cruz. Completamente inofensiva, aunque si la molestas llega a morder con sus quelíceros para defenderse. Teje telas increíblemente simétricas y perfectas cada noche, que vuelve a tragar por la mañana para ahorrar energía, al tiempo que devora todo lo que haya caído en sus redes.
- Las tormentas rompen macetones. Es la “gota fría”; las capas frías de la atmósfera dignas de este mes chocan contra el aire caliente de las aguas del mar súper calientes y el próximo al suelo, asimismo a alta temperatura. El resultado es violento y desencadena precipitaciones y vientos muy intensos y de corta duración. En el jardín, los macetones con ejemplares voluminosos caen al suelo y si son de barro pueden romperse. Nada mejor que asegurarlos, cambiándolos de sitio ante una previsión meteorológica adversa.
- El césped vuelve a crecer. Y no habrá más remedio que molestar a la gata Fidias y sacar la segadora del cobertizo. Te aconsejo que sea de última generación, STIHL a batería, silenciosa, potente, cómoda… Si los días comienzan a refrescar, puedes devolver a la pradera su altura habitual, que dejaste algo más alta, si seguiste nuestros consejos, para que soportara mejor el calor.
¿Qué va a pasar?
El campo, ahora mismo “agostado”, es decir seco y amarillo de soles y calores, volverá a verdear gracias a las primeras (o segundas) lluvias, en un fenómeno conocido por “otoñada”, pura magia que transforma el paisaje y los corazones volviéndolos de un inigualable verde esperanza. Al contrario de lo que muchos piensan, el otoño y sus prolegómenos es síntoma de vida y alegría, de tomar carrerilla para la explosión de la próxima primavera.
- Florecerá el telefío. Sin lugar a dudas, las “plantas de día corto” son mágicas. ¿Cómo pueden saber que deben florecer cuando los días se acortan, en vez de hacerlo como casi todas cuando los días se alargan en primavera? Pero el caso es que aquí están los crisantemos, dalias, coronados, celosías y, como no, el telefio (Sedum spectabile o telephium). Su rosa tornasolado es fantástico y su dureza (especie xerófila) extraordinaria.
- Florecerán las impredecibles yucas (si quieren). Pocas especies tan resistentes a riegos escasos y agresiones humanas como las yucas (Yucca), en este caso Yucca aloifolia. Sus hojas lineales, fuertemente fibrosas, con extremos puntiagudos bien peligrosos, les permiten defenderse de cualquier avatar. Sus flores son maravillosas, muy carnosas y nacaradas, aunque también son tremendamente caprichosas y aparecen cuando menos te lo esperas, ya sea primavera, verano u otoño. Y cuando lo hacen, toca disfrutar.
- Por fin podremos ahorrar agua. Van a intervenir en conjunto un buen montón de factores para que las plantas, sobre todo el siempre sediento césped, vayan necesitando menos agua progresivamente. Los días son más cortos, el sol incide de forma más tendida, el calor remite… Un turno de riego diario podrá ser sustituido por el mucho más económico “día sí, día no”. Y cuando lleguen las lluvias…